¿Crear nuevos hábitos? Suena bien.
Pero cuesta.
Por eso quiero compartir contigo un método muy útil para incorporar y afianzar hábitos duraderos en tu día a día.
Verás que es muy fácil de recordar.
La letra R es la clave (sólo tienes que acordarte un poquito de mí :P)
Cómo crear nuevos hábitos en tu vida (sin desfallecer).
Te cuento en qué consiste.
Todo hábito sigue siempre 3 pasos.
- Recordatorio: es lo que te impulsa a iniciar el hábito.
- Rutina: la acción que tomas.
- Recompensa: el beneficio que obtienes tras realizar la acción.
Las investigaciones sobre psicología del comportamiento corroboran que cada uno de los hábitos que forman parte de nuestra vida se han incorporado de esta forma.
Pero la pregunta del millón es:
¿Cómo puedes utilizar esta estructura para crear hábitos nuevos, y sobre todo, adherirte a ellos para que perduren en el tiempo?
Sigue estos 3 pasos.
Primer Paso para crear nuevos hábitos: Recordatorio.
Establece “asociaciones” que te recuerden tu nuevo hábito.
Muchos te dirán que para cambiar y mantener hábitos nuevos, necesitas voluntad y, sobre todo, mucho auto-control.
Pero lo cierto es que necesitas algo más.
Porque tú y yo somos humanas, y tanto nuestra memoria como nuestra motivación nos fallan.
Garantizado.
Por eso necesitas un recordatorio físico (a ser posible), que te recuerde que has decidido iniciar un hábito nuevo.
Algo sencillo.
¿Cómo qué?
Lo mejor es verlo con ejemplos.
Empieza escribiendo dos listas.
En la primera, anota las cosas que haces todos los días sin excepción.
Por ejemplo…
- Ducharte.
- Cepillarte los dientes.
- Tomarte un café o una infusión.
- Cenar con tu familia.
- Meterte en la cama…
Notarás que muchas de estas acciones son hábitos que forman parte de tus rutinas de higiene y salud diarias como lavarte la cara, tomar una infusión, lavarte los dientes, etc…
Ese tipo de acciones pueden actuar como recordatorios que asociarás a tus nuevos hábitos.
Por ejemplo, “Después de tomarme mi infusión por la mañana, voy a meditar durante 60 segundos.”
Muy bien.
Ahora vamos a por la segunda lista.
En esta quiero que anotes las cosas que pasan todos los días sin falta.
Por ejemplo…
- Los semáforos se ponen rojos.
- Te llegan mensajes de Whatsapp.
- Ves anuncios en la televisión.
- El sol se pone.
Ahí tienes dos listas con todo tipo de actividades que haces y que ocurren cada día.
Esos son los recordatorios perfectos para tus nuevos hábitos.
Imagina que quieres sentirte más feliz (cuento con ello 😉
Está demostrado que expresar gratitud es una manera muy saludable de aumentar nuestros niveles de felicidad.
Usa las listas anteriores y escoge una de las acciones, por ejemplo, “sentarte a cenar con tu familia”, y asóciala con este nuevo hábito que quieres incorporar.
De esa forma, cada vez que te sientes a cenar con tu familia, pensarás en una cosa por la que estás agradecida.
Este comportamiento tan sencillo puede generar, a la larga, una perspectiva mucho más agradecida de la vida en general.
En mi caso, suelo hacerlo cuando veo amanecer cada mañana (sí, soy de las que madruga, ¡y mucho!)
Segundo Paso: Rutina.
Escoge hábitos que sean súper fáciles de empezar.
A menudo nos olvidamos que nuestros objetivos en la vida no son nuestros hábitos.
Nos obsesionamos con incorporar grandes cambios:
- Perder 10 kilos.
- Correr una maratón.
- Incrementar la facturación del negocio un 50%.
- Aprender un nuevo idioma…
Y lo queremos ya.
Ahora mismo.
Peeeeeeeero, es importante que te recuerdes que:
El cambio duradero es producto de los hábitos cotidianos, y no una transformación radical que sucede una vez en la vida.
Si deseas iniciar un nuevo hábito que es beneficioso para tu clínica y para ti, tienes que empezar poco a poco.
Al principio, el rendimiento no importa.
Lo importante es que te conviertas en el tipo de persona disciplinada que siempre respeta su nuevo hábito.
Y una vez que tu comportamiento sea constante, mejora el rendimiento.
Es decir: Decide qué hábito quieres conseguir.
Y pregúntate: “¿Cómo puedo hacer que este nuevo comportamiento sea tan fácil de conseguir que no pueda decir que no?”
Te pongo otro ejemplo real.
Durante más de 20 años «olvidé» desayunar.
Cuando empecé a trabajar con mi entrenador personal decidí que, más allá de ponerme en forma, había llegado el momento de incorporar ese nuevo hábito.
Te resultará un poco marciano pero, a pesar de mis buenas intenciones, lo cierto es que muchos días se me olvidaba.
Así que decidí incorporar una asociación que puede sonarte un poco friki.
Programé una alarma en el móvil para que sonara cada día a las 9:00 de la mañana y me recordara el desayuno.
Pasadas algunas semanas ya no necesitaba la alarma.
A esa hora empezaba a sentir hambre y recordaba que era la hora de desayunar.
¿Cómo se mejora el rendimiento de este comportamiento cotidiano?
Preparando un desayuno rico, energético y nutritivo.
Si, además, el entorno es bonito: un mantel que te guste, tu taza favorita, un pequeño jarrón con flores… ahí, todo cambia.
Tercer Paso para crear nuevos hábitos: Recompensa.
Es la clave para que el hábito perdure en el tiempo.
A los humanos nos gusta hacer cosas que nos hagan sentir bien.
Y las repetimos.
Porque nos hacen sentir bien.
Y como una acción debe repetirse para que se convierta en un hábito, es importante que te recompenses cada vez que pongas en práctica un nuevo hábito.
Celebra tus progresos diciéndote a ti misma lo bien que lo has hecho, que ha sido todo un éxito, que vas por buen camino…
Mímate y disfruta del éxito, por muy pequeño que te parezca.
Y poco a poco, irás estableciendo tus nuevos hábitos.
Lleva su tiempo.
Pero te animo a que lo intentes.
Te sentirás más feliz y más productiva.
Y de eso se trata.
Ahora cuéntame, ¿qué hábito quieres incorporar en tu rutina diaria? ¡Te leo en los comentarios!